¿Por qué los perfumes no son iguales para todos?
- Los perfumes y colonias tienen un olor diferente en nuestra piel del que en origen se creó.
- Existen
más de 85.000 sustancias químicas y la industria produce unas 600
nuevas cada mes y sin embargo solamente un 10% de ellas han sido
estudiadas desde el punto de vista de la salud de la especie humana.
Al inicio de esta semana se terminaron
las Navidades con la llegada de los
Reyes Magos de Oriente a los hogares de los españoles. Entre los regalos más populares traídos por los abnegados camellos cargados de regalos de
los Magos, sin duda ninguna, se habrá encontrado perfumes y colonias.
Los
perfumes están formados por la mezcla de tres compuestos fundamentales:
agua, alcohol y esencias. Además los perfumes contienen un fijador. El
fijador tiene como función proporcionar un aroma más duradero en el cuerpo. Entre los fijadores se incluyen bálsamos y antes incluso
secreciones glandulares (
almizcle)
de algunos animales que en solución alcohólico actúan como si fueran
conservantes. Actualmente estos conservantes se sintetizan químicamente.
Las esencias del perfume generalmente lo componen destilados de
especias, hierbas y flores. Al aplicarse el perfume sobre la piel, el
calor del cuerpo evaporará el alcohol dejando entonces que las
sustancias aromáticas se disipen durante horas.
Existen
en el mercado una amplia gama de perfumes que van desde la esencia de
perfume hasta el agua de colonia. La diferencia entre ellos básicamente
se debe al porcentaje de esencia que contengan. Así, por ejemplo, una
esencia de perfume contendrá entre un 16 a un 40% de
esencias aromáticas,
un perfume entre un 7 y un 15% mientras que una colonia solamente
contendrá un 5% de esencias aromáticas, en las que probablemente
predominarán los
aromas cítricos.
Los perfumes y colonias tienen un
olor
diferente en nuestra piel del que en origen se creó. Es decir, no huele
igual un perfume en el papel especial que nos dan como probador cuando
vamos a una tienda a comprar una fragancia que luego olerá en nuestra
piel. Esto ocurre porque cada persona desprendemos un olor diferente.
El olor característico de cada persona es dependiente de unas sustancias
químicas que tenemos en la piel y que son liberadas por las glándulas
sudoríparas. Estas sustancias liberadas por las glándulas sudoríparas
son unos compuestos orgánicos volátiles, que transmitimos al aire y que
se puede detectar por
el olfato. Entre estas sustancias volátiles podemos encontrar
hormonas esteroideas,
ácidos grasos y
compuestos sulfúricos, que reaccionan al entrar en contacto con la
flora microbiana de la piel. Entre las grasas que se producen en la piel podemos destacar
ceramidas y
colesterol.
No se crean que es una exageración pero en la actualidad se conocen
hasta casi más de 100 compuestos volátiles diferentes producidos por la
piel. Entonces, lo que ocurre, es que al mezclarse estas sustancias
volátiles, podríamos decir propias de cada persona, con el perfume se
creará un olor individualizado y único para cada uno de nosotros.
Otro factor importante en cuanto al olor y la fijación del mismo que se consigue con un perfume o colonia es
el pH
de la piel. La piel tiene un pH más bien ácido, aproximadamente de 5,5.
Pero esto no es un valor constante. Hay muchas circunstancias que
pueden hacer variar ligeramente el pH de la piel. La piel está
continuamente secretando nuestra grasa natural, partículas de sudor,
fluidos linfáticos y otros mecanismos de defensa. Se conoce que las
pieles grasas tienen más fijación y las pieles secas menos. Las
pieles grasas
tienen un pH más elevado lo que ayuda a que en esas personas los
perfumes se fijen más y por lo tanto tenga su aroma una duración mayor.
El
olor característico
que tiene un perfume en cada una de las personas, además de la
sensación para el olfato, también hay estudios que demuestran que tienen
una importancia grande a nivel psicológico. Cuando una persona se pone
un perfume con el que siente un olor agradable, piensa que los demás
también aprecian ese mismo olor, lo que les confiere una sensación de
mayor seguridad, aumenta la autoestima adquiriendo un concepto mejor de
sí mismo. Algunos investigadores también han sugerido una relación entre
el uso de perfumes con el interés en la
relevancia social.
Es decir, las personas que utilizan más de una fragancia parece que
tienden a querer tener una mayor relevancia social que aquellas que
generalmente siempre emplean la misma.
Dice la historia
que el uso del perfume podría tener un origen religioso. En la
antigüedad, los perfumes se utilizaban como fórmula de purificación del
alma y ofrenda a los dioses. El incienso (gomorresina extraída de las
cortezas de varios tipos de árbol presentes principalmente en India y
África) es una forma de perfume utilizado desde hace más de 5000 años en
actos relacionados con las religiones. Los propios
Magos de Oriente ofrecieron incienso al
Niño Jesús.
Lo que si parece quizás más evidente, es que el uso del perfume nació
en el antiguo Egipto donde existieron los primeros perfumistas
artesanales. Desde Egipto se difundieron a Grecia.
En la
Edad Media,
los perfumes se utilizaban para combatir las epidemias. Sin embargo,
hay en la actualidad un debate importante sobre si los perfumes y
colonias son beneficiosos o no para la salud. Pero este tema, lo
dejaremos y será motivo de un artículo específico en esta cita que cada
fin de semana tenemos con ustedes en
Teinteresa.
Solamente les diremos, como adelanto, que existen más de 85.000
sustancias químicas y la industria produce unas 600 nuevas cada mes y
sin embargo solamente un 10% de ellas han sido estudiadas desde el punto
de vista de la salud de la especie humana.